sábado, 3 de marzo de 2012

Entre las montañas

Hola, que tal lectores, bueno hoy nos les traigo ninguna reseña o mas productos, simplemente una historia de rol.
Fue la primera que jugue como "master" y le tengo un gran cariño , esta basada en varios videojuegos Rpgs( mientras lean y si son muy viciosos del los rpgs se darn cuentan cuales son), no les explicare de que va la historia porque prefiero que la lean, espero les guste y cualquier comentario es bienvenido ( menos los mala onda woo). M e retiro hasta una proximo post. El que les escribe
Yami Woo.


Cap I

Entre las montañas, se oculta una gran fortaleza, la ciudad de Biran, un lugar pacifico, donde según las antiguas historias, esta ciudad no había tenido una guerra hace miles de años...

El rey de Biran, una persona muy respetada por sus súbditos, mando a llamar a sus 3 mejores guerreros:

El general Nekruspulus, un humano bárbaro, fanático de las grandes armas, todo enemigo q vea en su camino es seguramente destruido.
El general Ciklues, un humano hechicero, joven aprendiz de las artes arcanas.
Y el general Asterix, un elfo druida, amante de la naturaleza, siempre en compañía de su fiel loba: Alaska.

Los 3 guerreros fueron al palacio del rey, entraron a un gran salón, lleno de cuadros, tal vez de antiguos reyes de Biran, adornos brillantes, algunas espadas ornamentales, incrustadas en las paredes del salón.

Mientras los 3 guerreros contemplaban el maravilloso salón, 2 guardias reales aparecieron en la escena...

-Ohm generales de Biran, el rey vendrá en un momento, por favor esperen aquí.

-Esperaremos, dijo el bárbaro.

No paso mucho tiempo, cuando una de las puertas del salón se abrieron en par, apareciendo una figura alta, de cabellos rubios, el rostro un poco acabado por la edad, llevaba puesto una gran túnica azul, una capa negra q le llegaba a la cintura donde tenia una espada enfundada, y los mas resaltante una corona dorada sobre su cabeza. Todos lo reconocieron como el Rey de Biran: Ephiel.


-Sean bienvenidos a mi palacio, grandes guerreros de Biran, disculpen la demora, andaba en asuntos importantes, de cuales se enteraran hoy.

-¿Asuntos?, ha pasado algo malo mi rey, respondió inmediatamente Nekruspulus.
-Me temo que si joven bárbaro, y es ahí donde les tengo encomendada una tarea a mis mejores combatientes, hablo de Uds. tres.
-Perdone mi rey, pero que ha pasado y cual es dicha tarea, tomo la palabra esta vez Ciklues
-Bueno, el día de ayer, alguien entro al palacio en la noche, y hurto una reliquia de la cámara secreta del palacio, no se como pudo encontrar la cámara y desactivar totalmente todas las trampas puesta x los mejores magos de la ciudad.
-Ohm si es una reliquia importante para Ud. mi rey, también es para nosotros, comento Asterix.
-Se que puedo confiar en Uds., nunca me han defraudado y son mis mas leales guerreros. Como verán la tarea es recuperar esa reliquia, encontrar al culpable del hurto, y traerlo aquí, da igual si es vivo o muerto. No permitiere que alguien entre a mi palacio y robe algo tan preciado.
-¿Puedo hacer unas preguntas mi rey?
-Hazla general Nekruspulus.
-¿Como reconoceremos la reliquia? ¿Tiene alguna pista de quien ha sido o a donde dirigirnos?
-La reliquia... es una piedra sagrada, dicha piedra simboliza la derrota de un gran demonio que hace miles de años atrás azoto todo el continente, al final grandes héroes lograron derrotar al demonio, y lo encerraron en una gran piedra, la piedra fue dividida en 5 trozos y fue dada a los lideres de las 5 grandes ciudades del continente, entre ellas Biran. Si una de esas piedras es destruida, dará mas poder al demonio para romper el sello. Por eso dicha reliquia es tan importante no solo para la ciudad sino para todo el continente... respondiendo tu otra pregunta Nekruspulus, no tengo idea de quien haya sido pero ya mande unos espías a averiguar, la ultima noticia que he tenido es que ese maldito ladrón es de Renais.
-Entonces el destino nos lleva a Renais- recalco Ciklues.
- Exacto Ciklues, Uds. 3 deberán ir a Renais, buscar y capturar al ladrón. Y lo más importante: recuperar la piedra sagrada a como de lugar. Saldrán al amanecer, prepárense para su partida, pueden retirarse y que los dioses protejan su camino.
-¡SI GRAN REY EPHIEL!, respondieron los 3 a una misma voz.
Dicho esto el rey Ephiel salió del salón x la misma puerta por donde ingreso, escoltado por los 2 guardias que estaban en el mismo salón.

-Muy bien nos veremos afuera del palacio, al amanecer.

-Claro Nekruspulus, nos veremos ahí, verdad Asterix.
-Ahh si claro, vamos Alaska.

Los 3 guerreros salieron de salón e inmediatamente del palacio. Aun era día y sabían que no podían perder tiempo, y tenían q prepararse para la partida de mañana.

Biran se veía solitaria, muy pocas personas paseaban por sus calles, algo inusual en una ciudad tan poblada. Pero ellos sabían que no era momento para preocuparse de pormenores.

Nekruspulus decidió ir a una pequeña herrería, con el fin de refinar sus armas, sabia que tendría q usarlas durante la misión que el rey le encomendó.

Asterix fue hacia un rumbo desconocido, siempre seguido por su fiel loba Alaska.
Mientras tanto Ciklues fue a probar sus nuevos hechizos en las afueras de la ciudad. Al llegar a la “gran puerta”, que servía de entrada a Biran, Ciklues avisto cinco figuras sospechosos a lo lejos que iban en dirección hacia el. Al poco rato el hechicero logro identificar a dichas siluetas: dos esqueletos humanos que portaban espadas en sus manos huesudas y tres canes de pelaje negro como el carbón, con los ojos enrojecidos y llenos de ira que miraban a Ciklues.
El hechicero rápidamente uso un conjuro arcano, de sus manos salió un bola de fuego que logro impactar en el cráneo de uno de los esqueletos y se desprendió del cuerpo de la criatura, pero su enemigo no parecía sentir daño alguno y seguía en pie aun dirigiéndose hacia el.
Los canes se pusieron en alerta y comenzaron a correr hacia Ciklues,
-Ah no podré solo con ellos es mejor que regrese a la ciudad en busca de ayuda, pensó Ciklues…

En eso el joven hechicero logro divisar una gran nube de humo en el cielo, la cual tenia origen en la parte este de la ciudadela, Ciklues hecho carrera hacia dicha dirección perseguido por los perros…


El bárbaro se encontraba en una herrería, tratando de refinar su gran hacha. En eso logra escuchar a las afueras de la herrería el choque de metales y algunos gritos desgarradores. Cuidadosamente trata de averiguar que sucede afuera, mirando desde una de las ventanas logra ver algunos civiles luchando con criaturas óseas.

-Pero que esta pasando, como han entrado esos seres infernales a la ciudad, debo regresar al palacio no permite q lleguen ahí.

En una acción apresurada, carga un gran yunque con todas sus fuerzas y lo lanza contra el horno, al cual chocar hace que varias chispas ardientes salgan disparadas, en efecto la herrería comienza rápidamente arder en llamas, Nekruspulus carga su gran hacha con sus 2 manos, salta por una de las ventanas y corre arremetiendo contra al primer esqueleto que ve, al cual parte por la mitad de un solo golpe. Pero no logra percatarse que un segundo esqueleto estaba apunto de atacarlo por detrás…

Un flechazo distrae al esqueleto justo cuando iba a atacar a Nekruspulus, el aprovecha esta oportunidad, logrando acertar con otro hachazo y así eliminar a su enemigo.
Mira a su alrededor para ver quien es el q lanzo dicha flecha…

-Estas bien Nekruspulus

-Ohhh eras tu Ciklues, gracias por tu ayuda…estas sangrando del hombro que te ha pasado.
-Ahh eso, al dirigirme hacia aquí unos esqueletos lograron atacarme, pero no es nada grave.
-Bueno si tu lo dices esta bien, y Asterix ¿donde esta?
-Desde que salimos del palacio no lo he visto, respondió el hechicero.
-Donde se habrá metido ese elfo, después lo buscaremos, ahora lo importante es ir al palacio no podemos permitir que estas criaturas infernales lleguen ahí.
-Esto…Nekruspulus creo que ahora tenemos un gran problema.

Los 2 generales estaban siendo rodeados por más de una docena de esqueletos y perros infernales.


-No queda otra más que luchar amigo-dijo Nekruspulus blandiendo su hacha.

-Estoy de acuerdo contigo, replico Ciklues mientras preparaba ya su próximo conjuro.

En eso los dos combatientes escuchan los galopes de unos caballos, logran divisar que por una de las calles, aparecen tres jinetes portando cada uno una gran lanza en sus manos, arremetiendo destruyendo y asesinando cuanto esqueleto y can se les abalanzaba o se les ponían en su camino.

Estos tres misteriosos jinetes totalmente encapuchados se acercan hacia ellos:

-Uds. son los generales de Ephiel ¿verdad?- replico la voz autoritaria de un hombre.

-¡Y que si lo somos!- grito Ciklues.
-Para ser general de Ephiel, deberías tener mejores modales- se oyó la voz de una mujer joven.
-Da igual sus modales, tenemos órdenes de Ephiel así que apresurémonos-dijo una tercera voz, también de un hombre.

Tanto como el bárbaro y el hechicero, sintieron q fueran cargados por los jinetes, sintieron el avanzar de los caballos, solo oían los choques de las lanzas de esos guerreros encapuchados, y algunos gritos caninos de desesperación, todo paso muy rápido para ellos.

Sintieron que fueron lanzados contra el suelo. Al alzar la mirada se dieron cuenta que estaban afuera de Biran y los 3 jinetes al frente de ellos.

-Quienes son Uds.-pregunto Ciklues.

-Eso no importa, solo seguimos órdenes de Ephiel, dijo la voz femenina.
-Si, Uds. creo que tienen una tarea encargada por el rey, tomen esa prioridad.
-¿Pero quienes son Uds., porque nos salvaron?- tomo la palabra el bárbaro, levantándose del suelo.
-Ya les respondimos, dijo la mujer, nosotros solo seguimos ordenes del rey, no importa quienes somos, váyanse de este lugar, nosotros regresaremos a la ciudad a defenderla.
-Yo iré a la proteger mi ciudad-respondió el bárbaro.
- ¡¡ESTUPIDO!! se escucho la voz autoritaria, piensas desobedecer al rey, vayan hacia su destino nosotros nos encargaremos de esos demonios.
-Tienen razón Nekruspulus, debemos terminar la misión del Rey, es mejor partir ahora.
-Tu compañero es muy sensato… nos gustaría ayudarlos, pero tenemos que proteger la ciudad-se escucho la voz femenina.
-Yo les daré esto, son armas que no me sirven

Unos de los jinetes le lanzo un báculo con el símbolo de una flama en la punta, 2 hachas pequeñas envueltas en un frío gélido y un pequeño pergamino. Ciklues coge el báculo, mientras Nekruspulus las 2 hachas gélidas junto con el pergamino.

Al alzar sus miradas los 2 generales, los jinetes se alejaban hacia la ciudad, la cual humeaba como si se estuviera incendiando.
Se escucho la voz de la mujer a lo lejos:
-¡Ojala nos volvamos a ver generales, suerte en su viaje!

Dicho esto, los 2 generales quedaron solos, siguieron su camino hacia el sur, en camino hacia Renais…



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